“Hoy se cumple el 35 aniversario del Día de la Tierra, un compromiso que una generación hizo con otra para preservar la belleza natural de nuestro medio ambiente. El Día de la Tierra nació de un sentido urgente de que necesitábamos detener la degradación de nuestro entorno y mejorar nuestro medio ambiente. Hoy, sentimos el mismo sentido de urgencia mientras la Administración Bush continúa atacando nuestras históricas leyes de protección.
Estoy muy orgulloso del trabajo que hemos realizado en el estado de Washington para mantener la conservación del medio ambiente como una de las principales prioridades. Hemos equilibrado el crecimiento económico y la protección del medio ambiente. Personas y organizaciones apasionadas están dedicadas a proteger nuestros recursos naturales únicos, destacando la diferencia que todos y cada uno de nosotros podemos hacer.
Desde los inicios del Día de la Tierra, nuestro país ha logrado enormes avances en la mejora de la calidad del aire y el agua. A pesar del crecimiento de la población y la industrialización, los niveles de contaminantes del aire se han reducido en más de 50%. Más de mil millones de libras de sustancias químicas tóxicas se eliminan de las aguas residuales cada año, y las pérdidas de humedales se han reducido a casi una cuarta parte de lo que eran en 1970.
Pero queda mucho por hacer. Cada año, miles de estadounidenses son hospitalizados por problemas respiratorios asociados con el aire contaminado. El smog industrial es ahora una plaga común en nuestros paisajes urbanos. Y la EPA estima que casi la mitad de los arroyos y lagos de EE. UU. Aún no cumplen con los estándares federales de calidad del agua.
La Administración Bush está trabajando para desmantelar sistemáticamente las regulaciones críticas que protegen la salud y la seguridad públicas. Propuestas como “Cielos despejados” y la regla de emisiones de mercurio harían retroceder décadas de progreso en la protección ambiental. En lugar de relajar los estándares federales, necesitamos planes agresivos para mejorar la calidad de nuestro aire y agua.
Los precios récord de los combustibles nos recuerdan la urgente necesidad de implementar una política energética nacional integral. Necesitamos un plan a largo plazo que reduzca nuestra dependencia del petróleo extranjero y fomente el desarrollo y la conservación de energías alternativas. La Administración continúa impulsando una propuesta defectuosa que no logra ninguno de estos objetivos.
Hoy y todos los días, debemos reafirmar nuestro compromiso de preservar nuestro medio ambiente natural para las generaciones venideras.