“El fallo de hoy de la UE es otro ejemplo más del constante acoso de Europa a la industria y las políticas estadounidenses que respaldan nuestro crecimiento económico. Desde la agricultura hasta los aviones, y ahora el software, Europa está intentando reescribir el mercado para adaptarlo a sus deseos.
El fallo de hoy también ignora el acuerdo integral y prospectivo que Microsoft, el Departamento de Justicia de EE. UU. y varias autoridades estatales antimonopolio elaboraron minuciosamente en los procedimientos de EE. UU. La UE ha hecho caso omiso de la resolución de EE. UU. de este caso al imponer sanciones idénticas a las que el Tribunal de Distrito de EE. UU. rechazó explícitamente, y ha impuesto multas basadas en parte en actividades que fueron expresamente permitidas por los tribunales de EE. UU.
Este fallo castiga a Microsoft por la innovación creativa, pero al final, podrían ser los consumidores los que más sufran por la pérdida de nuevas tecnologías que tal vez nunca lleguen al mercado.
Insto a la Administración a que trabaje para que la Comisión vuelva a la mesa y resuelva estos problemas de manera coherente con el trabajo del Departamento de Justicia y los tribunales de los Estados Unidos”.